Se consideran "víctimas" del Poder Judicial, al que acusan de sobrepasar los límites de la ley. Coinciden en que los testimonios de sus delatores son contradictorios.
por Carlos Meneses Sánchez
SAN PABLO, Brasil.- “Trama de novela”, “víctima”, decisión “política” y “mentira” son algunas de las expresiones utilizadas tanto por el presidente Michel Temer como por el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva para afrontar las sospechas de corrupción en su contra que sacudieron a Brasil en las últimas semanas.
Los dos políticos, que superan los setenta años, mantuvieron discursos parejos, y por momentos calcados, a la hora de defenderse en público de las acusaciones que enfrentan y pese a pertenecer a corrientes políticas diametralmente opuestas.
Ambos comparten el hecho de haber abierto una página en la historia judicial del país inédita hasta el momento.
Temer, denunciado el 26 de junio por un supuesto delito de corrupción pasiva, pasó a ser el primer jefe de Estado en la historia del país en ser acusado por la Fiscalía por un delito penal en pleno ejercicio del poder.
Su destino ahora está en manos del pleno de la Cámara de Diputados, que decidirá el próximo miércoles si autoriza o archiva la denuncia.
Lula se convirtió el 12 de julio en el primer expresidente del país condenado penalmente desde el restablecimiento de la democracia (1985) tras recibir en primera instancia una pena de nueve años y medio de prisión por supuesta corrupción pasiva y lavado de dinero.
Ambos coincidieron en declararse “víctimas” del Poder Judicial, al que acusan de sobrepasar los límites de la ley.
“Somos víctimas de esa infamia de naturaleza política”, aseveró Temer en un pronunciamiento en el calificó de “ficción” la denuncia en su contra.
“Lo que me deja más indignado, pero sin perder la ternura, es percibir que uno está siendo víctima de un grupo de personas”, manifestó Lula tras la condena, que calificó de “política”.
Igualmente, Temer se preguntó “dónde están las pruebas concretas” que lo acusan de ser el supuesto destinatario final de un pago ilícito de parte del grupo JBS a uno de sus exasesores. Él mismo se respondió: “Inexistentes”.
En la misma línea, Lula (2003-2010) aseguró que “la única prueba que existe” en el proceso “de no sé cuántas mil páginas” que derivó en su condena, el cual está relacionado con el caso Petrobras, “es la de inocencia”.
También dijo de una de las denuncias en su contra que se trataba de una “mentira”, de una especie de “guión de novela”, exactamente la misma expresión que utilizó Temer con la suya: “Crearon una trama de novela”.
Para intentar derrumbar los cargos ambos coinciden en que los testimonios de sus delatores son contradictorios y los acusan de querer librarse de la cárcel.
Lula apuntó a Leo Pinheiro, expresidente de la constructora OAS y ya entre rejas por el caso Petrobras y que lo incriminó.
El actual presidente cargó contra uno de los dueños del grupo JBS, Joesley Batista, quien lo acusó de recibir sobornos desde 2010 y aportó una explosiva grabación en la que Temer escucha y hasta consiente posibles delitos.
“Hay muchas mentiras esparcidas en su declaración”, aseveró el mandatario, quien subrayó supuestas “incoherencias” entre el audio y el contenido de la confesión de Batista.
Temer y Lula también criticaron veladamente al Poder Judicial y mientras el primero alertó de que hay “quienes creen que son autoridades divinas”, el segundo afirmó que “nadie está por encima de la ley, pero un juez tampoco”.
A la par que siembran las dudas sobre el desempeño de jueces y fiscales, ambos reiteraron su fe ciega en las instituciones.
“Por tradición y formación, creo en la Justicia”, expresó Temer, en el poder desde el año pasado tras la destitución de Dilma Rousseff.
“Soy un hombre que cree en las instituciones. Quiero una Policía Federal fuerte, quiero una Fiscalía fuerte”, expuso Lula.
Tampoco dudan en resaltar que ellos fueron promotores de medidas anticorrupción y si Lula dice que hizo “mucho más fuertes” a las instituciones durante su Gobierno, Temer asegura que “se acabaron” en su gestión “las prácticas que permitían a los criminales crecer”.
A la espera del desenlace final de sus “novelas”, Temer garantiza que no huirá “de las batallas ni de la guerra” que tiene “por delante”. Lula, por su parte, promete que luchará “hasta las últimas consecuencias” por defender su inocencia.
EFE.